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domingo, 23 de noviembre de 2008
"Eso lo pinta mi hijo"
Aprovechando que estoy haciendo una trabajito para la facultad sobre Paul Klee, voy a hablar un poco de él y usarlo como excusa para tratar como siempre, el tema del arte contemporáneo.
Pintor que fuera de los amantes del arte no es tan conocido como puede ser Van Gogh o Velázquez, pero no por eso tiene menor importancia. Nacido en un pequeño poblado cercano de Berna a finales del siglo XIX se traslada con su familia a Munich donde desarrollará el principio de su carrera. Tal fue su importancia, que fue llamado desde la Bauhaus para incorporarse al cuerpo docente.
Al comenzar su actividad como profesor tuvo que organizarse sus propias ideas sobre el arte para poder trasmitírsela a sus alumnos. Basa su obra en la interpretación y no en la imitación. Usa formas geométricas que relacionamos con formas de la naturaleza o de nuestro entorno. Referencia a la arquitectura, influenciado por la Bauhaus y un arte basado en la música debido a la profesión de gran parte de su familia. Amante del teatro, reflejado en sus obras, pues veía en él una crítica de la vida. Explica su arte a través de un árbol, en el que el mundo se absorbe por las raíces que pasa por el tronco, identificado con el artista, y brota de él como la copa frondosa. El Tronco no crea las hojas, simplemente la sabia pasa por él, la interpreta y da lugar a la copa.
Sin embargo, lo que más me gusta del arte contemporáneo, como siempre he dicho, es las opiniones que surgen a su paso. ¿Esto es arte? Cualquiera que ve cuandros como los que he publicado más arriba piensa "Eso lo hace un niño chico". Pues bien, eso es lo que él pretendía. Amaba el arte infantil y primitivo porque está libre de todo lo establecido por la sociedad. Además, muchos artistas estarán de acuerdo conmigo en que no todo es tan fácil como parece. Es fácil copiar, pero no crear. Un cuadro abstracto puede parecer sencillo, tan sólo mover el pincel sin ninguna idea previa y ver lo que sale. Pero no todos tenemos la sensibilidad de los artistas, y por eso lo son. Hacer una mancha y que ésta resulte bella no es cuestión de suerte. Hay que saber realizar ESA mancha.
Por todo esto, propongo que la próxima vez que vea un cuadro y piense (lo que muchos habrán pensado al ver las primeras imágenes de este post) "esto lo hace mi sobrino pequeño", coja un pincel y un lienzo, o un simple folio y rotuladores de colores y trate de hacer algo semejante. No igual, no se trata de copiar, para eso sólo necesitaríamos práctica. Intente expresar algo con los colores, o simplemente saber como trazar una mancha usando los tonos adecuados.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
¿El futuro?
La era de la informática. El avance. Fuera los folios y los bolígrafos porque los ordenadores están aquí. JA-JA-JA. Aquí estoy, con un ordenador muerto y una semana con mis apuntes en el aire. Los papeles podían, valga la redundancia, traspapelarse, pero al fin y al cabo, ahí estaban, tarde o temprano, los terminas encontrando. No se desintengran dentro de un disco duro que se autodestruye.
Aún así, aquí seguiré, escribiendo un blog en lugar del tradicional diario de hojas blancas que te regalaban cuando chica.
Hoy, a Poole, por una semana (o dos) de rescate de información. ¡Gracias!
jueves, 6 de noviembre de 2008
Aire...
Burbujas llenas de aire que explotan al presionar con el dedo. Sencillo, tonto, pero a la vez, divertido, y una de las cosas que más nos gustaban cuando niños. Si llegaba a casa un paquete, esperabamos que mamá o papá terminaran de sacar lo que contenía para quitarle el plástico de burbujas que iríamos apretando una por una con su correspondiente "¡pam!". Lo más chulo era coger el plástico por los dos extremos y retorcerlo para que se explotaran cientos de ellas, a la vez que retumba como pequeños cohetes en el cielo. Pero siempre había un par de dichosas burbujas que al presionarlas el aire se iba a la burbujita de al lado y no explotaban nunca, asi que presionabas las dos a la vez había si había suerte.
Pero, ¿por qué papá y mamá no entendían lo emocionante que era y siempre nos decían que nos estuviéramos quietecitos con las malditas burbujitas? Explotar burbujas, saltar en los charcos, en los sofás, en las camas, gastar (inocentes) bromas telefónicas. Me gusta.