Ömer Uluç (1931-2010) fue artista además de ingeniero (debo decir que me sorprende lo común de esta situación entre los artistas). Estudió en inegniería en Estambul y más tarde arte en Texas, Boston (donde presentó su primera exposición en 1955 en la Earl Pilgram Gallery) y Nueva York. Vivió en París, en Londres, en La Haya, en México y en Nigeria.
Su estilo apenas cambiará en toda su obra artística. Quizás sus últimas obras son algo más abstractas y se ven las huellas de tubos y cordones mientras al principio el dibujaba más con el pincel estos trazos obras más figurativas. Trazos empastados, gruesos, normalmente dibujando figuras femeninas con líneas curvas que se cierran sobre sí mismas. Como si una serpiente se plegase sobre sí creando cuerpos de colores vivos. Trazos que parecen no tener fin, tonos con fuertes contrastes. Muchos son los que relacionan este tipo de pincelada con la caligrafía turca en la que se educó en su país natal. Pero dió un paso más, convirtió su pintura en escultura y esas largas serpientes se hicieron de verdad.
Ömer Uluç confesaba no tener intención de crear una pintura de fuerte significado, de crítica, simplemente pintaba lo que quería pintar.
Su última exposición en solitario fue en 2008 en Berlín.
Pudimos verlo en España hace unos años gracias a las exposiciones en los Caixaforum de Madrid y Barcelona, además ya ha participado en ARCO en las ediciones de 2002 y 2004. Ahora vuelve el próximo mes de febrero cargado de más colores.
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